
Jakob Burgsø
Jakob no creció rodeado de lujos ni de juguetes de moda. Creció en un taller: madera, clavos y polvo. Entre esas cuatro paredes nació un fuego que no se apagó nunca: la necesidad de crear con las manos.
Ese niño no se conformaba con mirar. Quería transformar. Aprendió a dar forma a la dureza de la madera. A dejar en cada pieza algo que no se compra en una tienda de decoración: alma.
En 2016 se cansó de diseñar frente a una pantalla. Le dio la espalda al ordenador y al trabajo de diseñador gráfico freelance. Quería algo real, algo que oliera a taller. Así nació BOYHOOD.
Las obras de Jakob no son adornos. Son un puñetazo de recuerdos, un desafío en tu salón. Igual que yo, piensa que el arte no está para rellenar huecos en estanterías, está para mover algo dentro de ti.